Reseña sobre uno de los referentes del neo pop y el arte conceptual.
El 21 de enero de 1955, nacía en York, estado de Pensilvania de los Estados Unidos, el pintor y escultor Jeff Koons, el reconocido artista que se encarga de irrumpir en las ciudades más grandes del mundo con sus obras de escalas monumentales. Sin embargo, si recorremos su formación podemos encontrar que, pese a tener una educación académica artística, también se ha volcado al mundo empresarial.
Luego de un recorrido laboral como corredor de bolsa en Wall Street, decidió dedicarse a las artes visuales. Su obra se enmarca en los estilos pop, conceptual y minimalista, convirtiéndose, con el tiempo, en uno de los empresarios más cotizados de los Estados Unidos.
Su experiencia en el mundo de los negocios le permitió fundar un taller artístico, con un grupo de empleados que se encargan de producir las esculturas que el artista diseña. Sus obras se caracterizan por representar elementos cotidianos de la cultura popular para descontextualizarlos y llevarlos a ser expuestos en galerías, museos artísticos o espacios urbanos.

La obra de Koons nos remite, por un lado, a la producción artística de Andy Warhol, quien buscaba reflejar la cultura consumista norteamericana y, por el otro, a los primeros ready mades del movimiento Dada. Recordemos que estos consistieron en objetos cotidianos sacados de su contexto para ser expuestos en museos.
El artista-empresario es reconocido a nivel mundial por su serie de obras titulada «Celebración». En ella podemos encontrar pinturas y esculturas que remiten a rituales populares y días festivos. Quizás, las más recordadas sean las
Ballon Dog, que consisten en una serie de esculturas monumentales y metálicas de diferentes colores que representan a los globos retorcidos en formas de perros, típicos de las festividades infantiles.
En los años 80, Koons demostró un particular interés en la figura de Michael Jackson, como representante de la cultura pop de los medios de comunicación. Su fascinación por el ídolo musical llegó a tal punto que decidió retratarlo a través de una escultura con una estética, no solo característica del arte pop, sino también del arte cristiano. Es por obras como estas que el artista es también considerado como un referente del estilo Kitsch. Esta corriente artística se caracterizó por utilizar la imitación de elementos de la cultura muchas veces religiosa, a través de materiales económicos como el plástico, aplicado de manera tal que aparente ser otros materiales, como cristal, oro o madera. La finalidad es cuestionar el arte considerado «culto», creando imágenes que aparenten ser representaciones de elementos costosos.

Una de las características del arte contemporáneo es la espectacularización de las obras de arte. Se trata de crear obras o experiencias estéticas que busquen sorprender y generar un impacto mediático propio de la industria del espectáculo. En particular, el arte conceptual es el que más se adentró en este aspecto que caracteriza a las producciones de artistas con el perfil de Jeff Koons.
En el 2017, expone en uno de los lugares más turísticos de Manhattan su obra
Seated Ballerina, una escultura de gran escala elaborada con material inflable que representa la imitación de una pieza de cerámica que nos muestra una bailarina sentada, mientras acomoda sus zapatillas de ballet.
Esta obra hace referencia a una imagen histórica que Koons buscó reproducir para simbolizar las nociones de belleza encontradas en dicha pieza de cerámica.
Jeff Koons logró convertirse en algo que ningún artista logra convertirse: un millonario con una cantidad de ventas de obras de arte exuberantes, habiendo creado su propia empresa artística. Sus producciones viajan por todo el mundo y se exponen en los museos, galerías, bienales y ferias de arte más importantes. Es uno de los actuales referentes de lo que hoy se conoce como el neo pop y su arte, aunque en apariencia parece superficial, nos muestra un retrato de nuestra cultura popular actual.

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