La experiencia Allan Kaprow

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Los comienzos del happening y el arte conceptual en Estados Unidos.

Allan kaprow fue uno de los discípulos del músico compositor de vanguardia John Cage, figura elemental para comprender el escenario en el que se desarrolló la acción performática. Cage sostenía que el silencio no existía, por eso en sus conciertos aquellos momentos donde no se ejecutaban sonidos eran llenados por el público, de esta manera comienza a darle importancia a su participación para el desarrollo de la expresión artística.

 En 1959, Kaprow inaugura lo que se consideró como el primer happening de la historia de los estados Unidos: «18 happenings en 6 partes». Se podría definir a este tipo de arte como el desarrollo de una acción o sucesión de acciones inducidas por el artista, donde la participación del público es elemental para el proceso de ejecución de la obra. Se habla de experiencia estética, pero se vincula también a otras disciplinas artísticas.

Allan Kaprow

 En el caso de este primer happening elaborado por Kaprow, el espectador ingresa a un espacio cerrado con tres habitaciones, donde comienzan a suceder diferentes acontecimientos dentro de ellas, separados por el sonido de una campanada. Estos consistían en la proyección de una película, la ejecución de cierta música, la lectura de un texto, muchas veces acompañados por telas pintadas y escritas por el artista.

 Sin embargo, en esta primera experiencia, la participación del público no tiene tanto protagonismo como sí la tendrá a lo largo de sus próximos happenings. Con el tiempo, Kaprow descubre cómo producir experiencias espontáneas, cuyo devenir en la obra de arte estará dado por lo que a esos espectadores se les ocurra hacer con la propuesta que él plantea, a partir de determinada intencionalidad, cargada por el desconocimiento de cómo reaccionará ese público ante sus estímulos.

 En 1961, inaugura «Springtime happening». En esta nueva propuesta, el público queda encerrado en un túnel, la salida bloqueada con un ventilador de gran escala y en el espacio suena una máquina de cortar el césped, junto a bocinas y tambores. Cuando el sonido ya era insoportable, los muros del túnel se desvanecieron y los participantes pudieron irse.

 Lo que pone en cuestionamiento la aparición del happening es el vínculo espectador/ obra de arte. Primero, hay que comprender que esta no se trata ya de un objeto, sino de una acción, que como todas es efímera y sucede en determinado período de tiempo. No hay una materialidad concreta en la que se pueda señalar y decir “esta es la obra de arte”. En segundo lugar, este espectador ha dejado de ser contemplativo y/o interpretativo, para convertirse en un público activo. Esto quiere decir que su participación es crucial para la ejecución de la obra de arte, de otro modo, sin su accionar, esta no existiría.

 Esta vertiente del conceptualismo no se hubiese desarrollado sin la influencia e importancia que tuvo el movimiento Dadá. Recordemos que este proponía un arte ensamblado, donde se daba lugar a la práctica del collage y la espontaneidad y el pensamiento inconsciente del artista. Así como ellos creaban imágenes y objetos escultóricos a partir de este procedimiento, los artistas del happening y la performance ensamblaban «actos»», y la sucesión de ellos llevaba a determinadas lecturas de la obra e incitaban, como en el caso del happening y las acciones Fluxus, a que el espectador interviniera en ese ensamble, dando lugar a la espontaneidad y creando, junto al artista, la propia obra.

Allan Kaprow

 Con el tiempo, Kaprow fue creando experiencias donde el grado de participación del público era cada vez mayor, igualando al del propio artista. Su happening denominado «Yard» consistía en un patio repleto de neumáticos que el espectador debía atravesar. Sus acciones van adquiriendo un carácter lúdico, cada vez más íntimo para el participante.

 Para entender este fenómeno, hay que contextualizarlo en la sociedad de los 50 y 60. La comprensión del arte que se daba históricamente era muy diferente a lo que proponían estos artistas. Hablamos de una sociedad aún conservadora que entendía a las artes visuales como objetos estáticos, a la música como composiciones armónicas y al teatro como espectáculos contemplativos.

 El happening y la performance, desde los conciertos participativos con ruidos y vacíos de John Cage, hasta las acciones consideradas más alocadas del movimiento Fluxus, generaron una disrupción en el modo de comprender el arte. Ya no se cuestiona solo el objeto artístico y a sus instituciones (como en el caso de los ready mades dadaístas), también se pone en duda el rol que el espectador debe tener ante la obra, con una propuesta que ofrece una interacción con ella, que modifica el esquema artista/ obra/ espectador.

 El devenir de la historia del arte cambió por completo con la experiencia del happening, su aparición generó un primer rechazo social, producto de la intolerancia e incomprensión de algunos sectores del arte y la sociedad, que no podían entender cómo alguien osaba cuestionarles lo que durante toda una historia se había dado por sentado. El happening cambió la manera de experimentar la obra de arte para siempre.


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