Nan Goldin: activismo y cuerpo en los 80                      

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Reseña sobre la fotografía de Nan Goldin.

La década de 1980 se caracterizó por varios acontecimientos a nivel mundial que hicieron dar un giro temático dentro de las producciones artísticas. En Estados Unidos gobernaba Ronald Reagan y su mandato fue conocido por un fuerte conservadurismo, el período correspondiente de 1981 a 1989 se lo denominó la «era Reagan». Uno de los sucesos que aconteció en ella fue la aparición del SIDA, y con él una fuerte estigmatización hacia las personas homosexuales. Circulaba la creencia de que esta enfermedad, por ser su vía de contagio sexual, era un «castigo de Dios» hacia personas consideradas degeneradas o depredadas por sus elecciones sexuales.

 En este contexto, los artistas comienzan a comprometerse con la política, ya no tan involucrados en la lucha de clases, si no en las representaciones sociales. En Estados Unidos surge un arte activista y alternativo que aborda temáticas como los roles de género, la identidad sexual y la vida social. El artista asume un rol activo y testimonial, con el que cuestiona los estereotipos y los preconceptos con los que nuestra sociedad se ha criado.

 Es en este momento cuando aparece la fotógrafa conocida por retratar escenas íntimas de la vida nocturna de Nueva York: Nan Goldin. Nacida el 12 de septiembre de 1953, en Washington D.C, se convirtió en una de las artistas más importantes en documentar la vida contracultural de Nueva York en los años 80.

Fotografía de Nan Goldin

 Sus fotografías nos muestran retratos de personas que viven su sexualidad sin censura, que gozan con sus cuerpos y combaten una cultura que quiere desplazarlos hacia la marginalidad. Nos muestra parejas homosexuales, mujeres de fiestas, hombres sensualisados y, también, cuerpos que se encuentran golpeados y enfermos.

 Nan Goldin, como artista activista, plantea problemas no resueltos en la sociedad conservadora norteamericana, en un contexto donde en muchos países se debate el derecho al aborto, las reivindicaciones feministas, que parecían haberse silenciado, y el resurgimiento de las democracias en muchos lugares de Latinoamérica.

 Entre algunas de las características de estas nuevas formas de hacer arte se encuentran:

  • Actitud contestataria frente a los gobiernos y a la sociedad por parte de los artistas a la hora de producir.
  • Utilización de productos de bajo costo, como fotografía, plástico, fotocopias, carteles, proyectores, textos, etc.
  • El espectador visto como un lector activo de mensajes y no ya como un consumidor de espectáculos.

Algo a resaltar de Goldin y de muchos de sus contemporáneos es el cambio de concepción del uso del cuerpo en la obra de arte. En el pasaje de los años 60 a los 70, el cuerpo solía ser utilizado como un soporte, recordemos el movimiento del body art que utilizaba las corporeidades para intervenirlas y convertirlas en una obra de arte en sí mismas. En el transcurso de los 80 a los 90, se recuperó el cuerpo en tanto imagen para abordar determinadas temáticas, como la genética, la sexualidad, el placer, el deseo, la enfermedad y la muerte. El cuerpo se convierte en un lugar donde convergen y se proyectan prácticas artísticas, alejándolo de un rol pasivo o neutral.

Fotografía de Nan Goldin

 Las producciones de Nan Goldin son archivos fotográficos, como un «informe público», donde registra momentos íntimos de la existencia y describe un proceso lento y doloroso que supone ese período entre la vida y la muerte. Juega con los límites entre lo público y lo privado, y cómo estos se difuminan, característico de la sociedad burguesa. Registra la escena neoyorkina de los años 70 y 80 y retrata a muchos diseñadores de moda, artistas, modelos y estilistas que han muerto de sobredosis o como víctimas del SIDA.

  La generación del 80 era considerada una generación desorientada, muchos de sus miembros sumidos en el desempleo, con un fuerte deseo de terminar con las barreras de las convenciones sociales y los mandatos culturales tan arraigados que buscaban imponerse ante esta juventud. Los fotógrafos de este período buscaron registrar el momento doloroso que atravesaba la sociedad. Por un lado, un costado de supuesta libertad y estilo de vida menos estricto y conservador que el de generaciones pasadas, y, por el otro, se veían los resultados de la «fiesta setentista» por la que muchos habían caído en las adicciones y la enfermedad.

Nan Goldin nos dejó, de aquellos años, un archivo visual al que podremos acceder cuando queramos recordar a aquella generación perdida que nos ha dejado un legado artístico y cultural tan valioso, al que hoy recurren la reivindicación de las identidades sexuales y la lucha por la igualdad.


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