Gyula Kosice, el artista del hidrocinetismo

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Del movimiento de arte madí a la ciudad hidroespacial, el arte de Kosiche.

Gyula Kosice es conocido por sus obras hidrocinéticas y por haber sido el creador de La ciudad hidroespacial. Pero ¿cuál fue el origen que definió la producción de estas obras con las que el artista se habría hecho tan conocido?

Su verdadero nombre fue Ferdinand Fallik, nació en Kosice, ciudad de Checoslovaquia, y a sus cuatro años emigró, junto a sus padres, a la Argentina. Tuvo formación en dibujo, pintura y escultura, y también fue poeta.

 Su nombre artístico, Gyula Kosice, comenzó a repercutir en el ambiente cultural a partir de la aparición del Manifiesto Madí, vanguardia que devenía del movimiento arte concreto, pero que sentaba sus bases en el territorio nacional rioplatense. Al igual que el movimiento europeo, creían en las formas puras y en un arte involucrado meramente en cuestiones formales del lenguaje visual, lejos de lecturas simbólicas. Sus pinturas se caracterizaron por el uso de los planos plenos, la línea recta o curva negra y la ruptura del marco cuadrado convencional que hasta ese entonces había caracterizado a las artes plásticas tradicionales. Este marco «ventana» desaparecía para dar lugar a diferentes posibilidades que los artistas experimentaban con las formas geométricas.

 Podemos decir que uno de los méritos de Kosice fue haber desarrollado un movimiento abstracto nacional, que, pese a que sus influencias, inevitablemente, fueron europeas, logró instalarse y tener repercusión en el territorio argentino y en el resto de Latinoamérica.

 En el año 1946, en lo que respecta a su carrera personal, Kosice comenzó a producir esculturas lumínicas con luces de neón, incorporando por primera vez las nuevas tecnologías en sus obras. Además, el artista tenía un especial interés en el agua como elemento que podría ser compositivo dentro de una pieza artística. Así es como, unos años más tarde, crea su primera obra hidrocinética, donde combina agua, movimiento y luz en una misma pieza escultórica, que se tituló Una gota de agua acunada a toda velocidad.

Sus obras del hidrocinetismo más conocidas son: Hidroactividad H-13, que consiste en una semiesfera de acrílico trasparente, iluminada con agua en movimiento a través de un motor y Gota de agua móvil, una obra similar, pero con forma de gota, también con agua en movimiento.

Gota de agua en movimiento, de Gyula Kosiche

Sin embargo, es en los años 50 cuando Kosice se dedica a uno de los proyectos más importante de su carrera: La ciudad hidroespacial. El artista ya había afirmado con anterioridad que «El hombre no ha de terminar en la tierra», esta deducción que extrajo de estudios científicos donde se estipula que en unos siglos el planeta tierra estará cubierto por agua en su totalidad, sin quedar territorio habitable para la raza humana. Si quiere sobrevivir, esta deberá buscar modos de vida que se adapten a esa posible realidad.

 La ciudad que diseña Kosice se encuentra de 1.000 a 1.500 metros sobre el nivel del mar; son hábitats construidos acorde a las necesidades de cada individuo. Desde el punto de vista arquitectónico, rompe con la estructura cuadrada que caracterizan a las construcciones de nuestra sociedad y, al igual que en el manifiesto Madí, se busca una ruptura con las formas geométricas convencionales.

La ciudad hidroespacial, de Gyula Kosiche

Kosice no fue solo un artista visual, fue un inventor que se valió de la ciencia y la tecnología para experimentar con los materiales y crear piezas únicas, diseñó y maquetó una ciudad en base a una hipótesis científica, escribió libros, fundó un museo, expuso sus obras por el mundo, creó manifiestos y protagonizó movimientos fundacionales para el arte argentino.

 Hoy lo recordamos por su producción artística, pero también como un teórico y visionario, figura inolvidable de la cultura de nuestro país.


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