Una de las figuras del arte conceptual y la abstracción monocromática.
El 18 de marzo del 2017, se inauguraría en la Fundación PROA de la ciudad de Buenos Aires la primera muestra retrospectiva del artista visual Yves Klein en Argentina. La exhibición contaba con más de setenta obras y todo un conjunto de documentación sobre su vida personal, su producción y aparición en los medios de comunicación.
La muestra se centró en presentar un recorrido por toda la vida del artista y dejó al descubierto la elección creativa que tomó al elegir determinado pigmento azul para protagonizar casi todas sus obras, elección que sería uno de los ejes más importantes que diferenciarían a Klein del resto de los artistas visuales y que llevaría a la denominación de este pigmento como el azul Klein.

Yves Klein nació en 1928 en Francia. No solo se dedicó a las artes visuales, también tuvo formación en música, indagó en las artes marciales y estudió lenguas orientales. Se considera que su obra se enmarca en el movimiento neodadaísta.
En sus comienzos, sus obras eran pinturas monocromáticas, utilizaba solo el azul, el dorado y el rosa. Estos colores tenían para el artista un significado espiritual, por los que los había elegido como protagonistas, utilizando elementos como rodillos y esponjas para aplicar la pintura.
Más adelante, Klein decide dejar de utilizar elementos convencionales para pintar sus lienzos y elige la corporeidad para estampar en ellos el color. Para esto decidió utilizar cuerpos de mujeres, realizando una especie de body painting. Hoy se conservan los registros audiovisuales de sus acciones performáticas, donde el artista pintaba a mujeres con cuerpos hegemónicos y las guiaba hacia el lienzo para que dejaran registradas sus formas en la tela. A este método Klein lo denominó «antropometría».

De esta manera, le daba importancia no solo a la obra de arte final, sino también al proceso artístico, que ahora lo mostraba ante un público. Muchas veces estas escenas se encontraban musicalizadas y el artista presentaba a las modelos a modo de espectáculo. Él las dirigía, mientras ellas mismas se pintaban, al igual que a los músicos, de esta manera se convertía en el director artístico de toda la performance. De más está decir que le daba a las mujeres el lugar de objetos sexuales de manera literal, al emplear una nueva forma de cosificación en el arte. Klein jamás utilizó un cuerpo no hegemónico ni a un hombre para realizar este tipo de obras.
Otras de sus producciones fueron esculturas que remitían a imágenes de árboles, rostros y cuerpos humanos, animales y formas abstractas orgánicas, siempre producidas con su color azul característico.
Cabe destacar la influencia de la cultura oriental en su obra, Klein estudió japones y vivió allí, en Japón, un tiempo, se dedicó al entrenamiento de las artes marciales y tenía una concepción espiritual del arte. Su inspiración fue la filosofía zen y el estado de nirvana. Intentaba ir más allá de lo material, utilizaba los mínimos elementos posibles y buscaba generar experiencias que se asimilaran a ese estado espiritual de ausencia de palabras, y a veces, de elementos reconocibles de la realidad.
Yves Klein fue un artista completo en su amplia gama de producción plástica, fotográfica y conceptual. No solo se dedicó a la creación, fue un pensador del arte. Su estilo de vida filosófico y espiritual condicionó a su producción artística a responder a esas ideas y conceptos que marcaban su subjetividad, de tal manera que ha logrado realizar un gran aporte a la historia del arte.
El azul Klein continúa influyendo a muchos artistas que, obsesionados como él, continúan el legado de hacerle honor a su pigmento.

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