Un arte inspirado y hecho en la naturaleza.
En los años 40 y 50, la ruptura de los esquemas tradicionales con los que se producía y entendía a la obra de arte llevaron a la creación de nuevos movimientos artísticos. Uno de ellos fue el land art, o también conocido como «arte de la tierra» o «arte de la naturaleza».
Esta nueva forma de hacer artístico propone salirse de las galerías, museos e instituciones para encontrar en el exterior, en el entorno natural, un espacio tanto de producción como de exposición. Los materiales que utilizará el artista plástico provienen de la naturaleza, como la vegetación, la tierra, la arena, las piedras, el agua, los caracoles y cualquier elemento del paisaje que pueda servir a la hora de intervenir el espacio.

Pero ¿cuál fue la historia de este movimiento? A fines de la década de 1960 un grupo de artistas quiso intervenir las paredes blancas del barrio Soho, de Nueva York. Buscaron representar entornos naturales de Nevada, Utah, Arizona y Nuevo México. Para esto utilizaron máquinas como excavadoras y camiones que trasportaban la tierra que manipularían para representar las montañas y los desiertos.
Si bien se encuentran algunos precursores a lo que sería el land art en los años 40, como por ejemplo Isamu Noguchi y el artista de la Bauhaus, Herbert Bayer, el interés por la intervención artística en espacios naturales y la escultura monumental con material de la tierra comienza como movimiento propiamente dicho en los años 60.
Se lo considera una vertiente nacida del movimiento minimalistas, ya que estas obras suelen ser abstractas y utilizan la mínima cantidad de elementos visuales posibles. A su vez, produce un cruce con la arquitectura, al manipular los espacios naturales en gran escala. Se vale del sentido que carga su materialidad, por lo que los discursos asociados a estas obras están vinculados al ambientalismo, la geología y otras ciencias.
Las obras de Robert Smithson son recordadas por reproducir imágenes abstractas espiraladas, como La espiral Jetty, ubicada en el Gran Lago Salado del desierto de Utah en Estados Unidos. Este espiral de gran escala creado como la continuación del paisaje que se encuentra bajo el efecto de la erosión del agua proveniente de orillas del mar, busca representar el espacio tiempo laberíntico. Smithson solía crear metáforas geológicas y naturales, pero en esta ocasión quiso indagar en teorías físicas sobre la diversidad del tiempo y del espacio.
En 1968, Walter De Maria, llenó los cuartos de la sala de exposición de la galería Heiner Friedrich de Munich con 45 centímetros de tierra. Esta obra se tituló La habitación de tierra y era imposible que alguien pudiera recorrer la sala, por lo que los espectadores solo podían verla desde un vidrio ubicado en la entrada de la galería.

Otros artistas y referentes del land art fueron: Dennis Oppenheim, James Turrell, Richard Long, Neil Jenney y Michael Heizer.
Podemos decir que este movimiento de la tierra logró sacar al arte de los contextos tradicionales para ubicarlo en un espacio que hasta ese entonces solo se había representado en imágenes para poder apreciarlo o contemplarlo. Ahora conformarían el espacio arquitectónico donde se monta la obra, entablando un diálogo entre ese espacio y la obra de arte, en el que ese entorno la carga de sentido.
El land art fue otra manera disruptiva de producción artística, luego de toda una historia de pensar a la obra como un objeto. Estos artistas se animaron a probar nuevas formas de producir una obra plástica, por fuera de los lineamientos conservadores con los que muchas personas aún piensan al arte.

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