Expresión y gestualidad en la pintura abstracta de Kline.
Franz Kline fue un reconocido pintor estadounidense de los años 40. Si bien no llegó a tener la popularidad de Jackson Pollock por fuera del circuito del arte, su pintura ha sido igual de importante para el movimiento en el que se enmarco: el expresionismo abstracto.
Sus imágenes eran protagonizadas por grandes pinceladas realizadas con brochas y pintura acrílica y otras pinturas comerciales de bajo costo. Predominaba el color negro en contraste con colores saturados, pero sus cuadros más conocidos, los que distinguieron al autor, fueron en blanco y negro. Trabajaba de manera espontánea, a través de una pincelada improvisada y expresiva, y a gran escala.

Se oponía al formalismo europeo que trabajaba las formas geométricas puras y una composición de la imagen, muchas veces, matemática, el expresionismo abstracto trabajaba la subjetividad del trazo, la desestructuración de las formas. Explora los movimientos del cuerpo y de la mano a la hora de pintar y compone imágenes en apariencia «caóticas», pero que llevan consigo un orden pensado.
Durante un gran período de tiempo solo utilizó el blanco y el negro, aplicaba las pinceladas de manera dramática y generaba composiciones dinámicas que se asimilaban a la caligrafía oriental.

Si bien sus trazos eran negros y toman el protagonismo del lienzo, el pintor resaltaba la importancia de los vacíos representados por el blanco, igual de relevantes a la hora de interpretar el cuadro.
Este movimiento continuó el legado del expresionismo figurativo alemán y ruso, que surgió en contextos de guerra y con el que los artistas representaban el terror y el espanto que se encontraba viviendo la sociedad de su época. Tanto el informalismo europeo como el expresionismo abstracto estadounidense buscaron el camino de descomponer la figuración en trazos y pinceladas que expresaran la subjetividad del artista, en un período de posguerra.
Franz Kline fue uno de los referentes de esta corriente y es reconocido en el mundo del arte como aquel pintor que llenó la sala de los museos con sus pinturas acromáticas y gestuales, cargadas de sentimiento.

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