La ciencia y la tecnología al servicio del arte.
Tomás Saraceno es un artista visual contemporáneo que nació en el año 1973 en Argentina y, actualmente, reside en Alemania. Se dedicó a la escultura, la instalación y la fotografía.
El interés de Saraceno pasa tanto por el arte como por la ciencia. Los temas que lo inspiran son el medioambiente y el universo, crea instalaciones donde busca generar nuevas maneras de habitar y experimentar el ambiente que nos rodea.
Su principal interés se lo prestó a un elemento particular de la naturaleza: las telas de araña. Sus instalaciones consisten en recrear, a través de redes metálicas, las conexiones y universos que crean las arañas cuando tejen sus telas. «En órbita» fue una obra montada en Alemania que consistió en una estructura de red, de un material metálico y flexible, instalada en todo un espacio arquitectónico, queel espectador podía recorrer y mirar el vacío que se genera entre la red y el suelo. La red se encontraba montada a unos 20 metros de altura. De esta manera, recrea experiencias sensoriales en los que el espectador siente que camina por el aire.

Otro aspecto para destacar es el rol activo que siempre tienen los espectadores en sus obras. Estos pueden recorrerlas, interactuar con ellas y apropiárselas.
En los últimos años, el artista llevó a su obra más allá y comenzó a trabajar junto a especialistas en un proyecto que consistió en criar un grupo de arañas y luego utilizar sus telas en una instalación. Podemos apreciar como el artista ya no busca representar la materialidad si no que ahora la utiliza y la integra a su obra de manera literal.
Pero ¿por qué telas de araña? El artista sugirió, en más de una ocasión que su fascinación por el trabajo de estas criaturas se debía a la complejidad de las estructuras de sus telas que se asemejan a un universo entero, con diferentes niveles y dimensiones.
En el 2017, trajo al Museo de Arte Moderno de la Ciudad de Buenos Aires esta obra titulada «Orquesta aracnocósmica», que consistía en una sala de exposición repleta de telas de araña, donde el espectador podía caminar y recorrer el espacio entre el tejido arácnido, que se encontraba dispuesto como si fueran retazos textiles colgados de los techos del museo. Las salas se encontraban a oscuras, iluminadas solo por unos focos que exaltaban el blanco de las telas. En el medio de una de las salas una araña se encontraba encerrada, mientras y tejía y sus movimientos eran traducidos por un algoritmo que los convertía en sonidos que retumbaban por todas las salas.

Tomas Saraceno nos demuestra, una vez más, que el mundo del arte y de la ciencia pueden vincularse de una manera muy estrecha. Sus investigaciones y el asesoramiento de profesionales de la ciencia y la tecnología le han permitido desarrollar una obra que desafía los límites de la naturaleza, permitiendo que el ser humano experimente sensaciones que nunca había vivido.
Hoy, el artista continúa produciendo e investigando en su taller en Berlín.

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